
Siguen las acusaciones cruzadas, sigue -al menos públicamente- la falta de espíritu de negociación, se agrava el conflicto. El panorama de la protesta del campo, que arrancó hace nueve días y no muestra perspectiva cercana de solución, mantuvo hoy la temperatura elevada pese a la quietud que impone en la actividad el feriado del Viernes Santo.
El Gobierno reforzó su ofensiva verbal de ayer. Una de sus voces fue otra vez el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Volvió a calificar de "extorsivo" el paro del campo y afirmó que el Gobierno "no va a dejar" que haya desabastecimiento de productos básicos. De todas maneras, desde ayer se nota en diferentes comercios la escasez de carne y se deslizan temores sobre la posibilidad de que falten lácteos la semana que viene.
Mientras tanto, el vicepresidente, Julio Cobos, sostuvo que el Gobierno está dispuesto al diálogo con el sector agropecuario "pero sin condicionamientos, ni presiones". Y agregó: "Este paro no sólo perjudica a la gente, sino también a los propios productores".
Desde el campo, la postura de fuerte rechazo al nuevo esquema de retenciones también se mantiene inamovible. El secretario de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), Jorge Srodek, afirmó hoy que el Gobierno "no tiene límite" en su pretensión recaudatoria, y sostuvo que "pretende desplazar a los productores actuales para dar paso a grupos inversionistas".
En declaraciones, Srodek remarcó que "en Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Canadá no existen las retenciones", y añadió que "es una palabra casi imposible de traducir y hacerle entender al mundo cómo es que aquí gravan la producción primaria que se exporta".
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