Una argentina en la cima del Everest: "Nunca pensé que podía escalarlo"

Su voz irradia felicidad, plenitud. En pocas palabras, Mercedes "Tety" Sahores está chocha. Y no es para menos. El lunes cumplió el sueño imposible de muchos y el objetivo cumplido de unos pocos: llegó a la cima del Everest, a 8.848 metros sobre el nivel del mar y se convirtió en la primera argentina en lograrlo. Mercedes hace 7 años que vive en Bariloche, donde ejerce como bióloga y trabaja en distintos proyectos de conservación, principalmente con aves. A pesar de que el Aconcagua, el pico más alto de Argentina le quedaba más cerca, el destino hizo de las suyas y cambió los planes. "Pensaba hacerlo este verano, pero entre una cosa y otra no se dio", contó. A través de un teléfono satelital, afirma que ella y sus compañeros están "a salvo". Y es porque llegaron al campamento base, a 5.300 metros, donde realizaron el festejo "en serio". Al llegar a la cumbre, revela, la celebración es a medias, porque el descenso hasta ese campamento acarrea algunas complicaciones. A partir de allí, "no hay más glaciar, no hay más derrumbes" y el camino se hace menos peligroso. Tety reconoce que, antes de iniciar la travesía, le tenía "algo de idea" al Everest y pensaba "que nunca podría escalarlo". Pero eso no le impidió decir que sí cuando le propusieron encarar el desafío, que asumió acompañada del guía argentino Damián Benegas –con quien confiesa estar "medio saliendo"- y con los estadounidenses Eugene Rehfeld y Johny Collinson, otro que entró a la historia al convertirse en la persona más joven en escalar hasta el pico más alto del mundo. Como era previsible, la tarea no fue rápida, ni sencilla. Sólo el ascenso demandó un mes. "El momento más difícil fue cuando hizo mucho calor, llegamos a tener 50 grados". Tal como le indicó su sobrino, como amuleto llevó una piedra que recogió en la base, hizo cumbre con ella, y la acompañará en el descenso. Ahora, cumplido el objetivo, su meta es reencontrarse con su familia, que la espera en Neuquén y con la que estuvo en contacto a través de llamadas telefónicas y correos electrónicos. "Tengo ganas de volver a casa y festejarlo con todos", concluye Mercedes, la mujer a la que ahora, cualquier desafío le queda chico.