El segundo plan anticrisis ya es criticado

Apenas unas horas de vida tiene el segundo plan anticrisis del gobierno alemán y ya le llueven las críticas de oposición y otros interlocutores sociales. Los partidos de la coalición conservadora-socialdemócrata, por su parte, lo califican de "histórico" y "único en Europa". El superaño electoral en Alemania empieza a dominar el debate político. Pero, primero, las medidas del plan. En total, el estado alemán destinará los próximos dos años 50.000 millones de euros a reactivar la economía nacional. Unos 18.000 millones serán inversiones directas en infraestructuras (dos terceras partes en el sistema escolar). Este punto beneficia especialmente a ayuntamientos y gobiernos regionales, además de al sector de la construcción. El catálogo incluye además reducciones fiscales y contributivas que en conjunto dejarán a una familia promedio unos 400 euros más al año para, eso espera el gobierno, consumir. Muchos analistas y la oposición creen, sin embargo, que las medidas decididas en este capítulo son estériles pues esa cantidad extra es insuficiente para dar un empujón significativo a la demanda interna. El Partido Liberal lo califica de reducción fiscal cosmética. Además, el estado creará une escudo de 100.000 millones de euros para avalar a empresas con problemas de liquidez ante los bancos. En este sentido la Cámara de Comercio e Industria criticó la "intromisión del estado en la actividad de los bancos". También muy críticos con el plan están siendo el partido Verde y los socialistas de La Izquierda, quienes consideran que este segundo plan anticrisis no aborda la necesaria reforma estructural de sectores claves para el futuro como el energético y el automotriz.